Buenos días, amigos del murciélago.
Queda una semanita para que termine este tórrido mes de agosto y las sábanas dejen de estar pegajosas por la noche. Durante estas semanas, para no fatigaros aún más, he ido colgando micro-relatos. Ah, pero es posible que en el mes de septiembre vuelva a haceros currar. Ya está bien de best-sellers, mis amigos. De vez en cuanto toca leer a alguien desconocido, pero con un talento tan innato e innegable como innata e innegable es su vagancia... o sea, a esta rata voladora.
Hoy quisiera empezar con una reflexión. Hablaré sobre...
Empezaremos por encontrar un nexo de unión. Tanto la filosofía (y también la psicología y otras "ías") como la narrativa abordan muchas veces (sino todas) los mismo puntos: La naturaleza humana, el sentido de la vida, porqué hacemos lo que hacemos, como reaccionamos ante los estimulos que se nos presentan.
Si una idea se argumenta siguiendo una estructura lógica, siguiendo una pauta puramente expositiva, tendremos un pensamiento filosófico.
Pero si cogemos esa misma idea y la argumentamos siguiendo una estructura narrativa, tenemos un cuento.
Sobre gustos no hay nada escrito (bueno, en realidad sí, pero no hay que hacer mucho caso), así que, si elegimos la primera opción, la idea sólo llegará a aquel que haya entrenado el cerebro en una disciplina lógica, generalmente dualista (bueno-malo, blanco-negro, positivo-negativo, ying-yang, macho-hembra, etc...). Sin embargo, la segunda opción llegará a todo el mundo. El único requisito es no ser un analfabeto. El mensaje, de esta forma, a través de una narración, va directamente al subconsciente del lector; es su imaginación quien rellena los huecos, quien convierte palabras en imágenes y extrae un significado puro: lo que se suele llamar moraleja ( más o menos explícita en el relato, según su estilo).
Es por eso que el cuento llega donde otras disciplinas más "sesudas" no pueden. Cualquier persona puede llegar a comprender un pensamiento abstracto (de un nivel normal, no hablo de las teorías de Stephen Hopkins, aunque ahora que lo pienso... Isaac Asimov explicó a través de relatos muchas teorías cientícicas que hasta quel momento se le negaban al hombre y la mujer corriente) a través de un lenguaje común y corriente; el de los cuentos.
Esto es útil especialmente en la formación infantil, donde los cuentos suponen una vitamina indispensable para el desarrollo intelectual y moral del niño.
Así que, amigos míos, el cuento convierte la filosofía en algo popular. He aquí su gran victoria.
Y dicho esto (creo que me he despachado a gusto), he aquí el despropósito de esta semana:
El juez habló:
-Se le ha condenado a la hoguera por cínico, señor. ¿Tiene algo que decir en su defensa?
-Que todos los demás son unos hipócritas. O peor aún; unos ingenuos.
Al llegarle el humo a las narices se arrepintió.
Pero no de pensar como pensaba, sino de haberlo hecho en voz alta.
Queda una semanita para que termine este tórrido mes de agosto y las sábanas dejen de estar pegajosas por la noche. Durante estas semanas, para no fatigaros aún más, he ido colgando micro-relatos. Ah, pero es posible que en el mes de septiembre vuelva a haceros currar. Ya está bien de best-sellers, mis amigos. De vez en cuanto toca leer a alguien desconocido, pero con un talento tan innato e innegable como innata e innegable es su vagancia... o sea, a esta rata voladora.
Hoy quisiera empezar con una reflexión. Hablaré sobre...
FILOSOFÍA VS CUENTOS
Empezaremos por encontrar un nexo de unión. Tanto la filosofía (y también la psicología y otras "ías") como la narrativa abordan muchas veces (sino todas) los mismo puntos: La naturaleza humana, el sentido de la vida, porqué hacemos lo que hacemos, como reaccionamos ante los estimulos que se nos presentan.
Si una idea se argumenta siguiendo una estructura lógica, siguiendo una pauta puramente expositiva, tendremos un pensamiento filosófico.
Pero si cogemos esa misma idea y la argumentamos siguiendo una estructura narrativa, tenemos un cuento.
Sobre gustos no hay nada escrito (bueno, en realidad sí, pero no hay que hacer mucho caso), así que, si elegimos la primera opción, la idea sólo llegará a aquel que haya entrenado el cerebro en una disciplina lógica, generalmente dualista (bueno-malo, blanco-negro, positivo-negativo, ying-yang, macho-hembra, etc...). Sin embargo, la segunda opción llegará a todo el mundo. El único requisito es no ser un analfabeto. El mensaje, de esta forma, a través de una narración, va directamente al subconsciente del lector; es su imaginación quien rellena los huecos, quien convierte palabras en imágenes y extrae un significado puro: lo que se suele llamar moraleja ( más o menos explícita en el relato, según su estilo).
Es por eso que el cuento llega donde otras disciplinas más "sesudas" no pueden. Cualquier persona puede llegar a comprender un pensamiento abstracto (de un nivel normal, no hablo de las teorías de Stephen Hopkins, aunque ahora que lo pienso... Isaac Asimov explicó a través de relatos muchas teorías cientícicas que hasta quel momento se le negaban al hombre y la mujer corriente) a través de un lenguaje común y corriente; el de los cuentos.
Esto es útil especialmente en la formación infantil, donde los cuentos suponen una vitamina indispensable para el desarrollo intelectual y moral del niño.
Así que, amigos míos, el cuento convierte la filosofía en algo popular. He aquí su gran victoria.
Y dicho esto (creo que me he despachado a gusto), he aquí el despropósito de esta semana:
El juez habló:
-Se le ha condenado a la hoguera por cínico, señor. ¿Tiene algo que decir en su defensa?
-Que todos los demás son unos hipócritas. O peor aún; unos ingenuos.
Al llegarle el humo a las narices se arrepintió.
Pero no de pensar como pensaba, sino de haberlo hecho en voz alta.
***
DESCARGA EL RELATO PINCHANDO AQUÍ Y ENVÍASELO A TUS AMIGOS Y A TUS ENEMIGOS:
CONDENADO
CONDENADO
Por favor, si os ha gustado, enviadlo a vuestros contactos. Que se siga corriendo la voz.
Y ahora, esta rata estultanos deja.
Volved, que aquí tenemos...
¡UN CUENTO A LA SEMANA!
Y ahora, esta rata estultanos deja.
Volved, que aquí tenemos...
¡UN CUENTO A LA SEMANA!
Asi es, amigo, con los pies chamuscados hay que cuidarse de la lengua... jaja, hay una anecdota azteca que refiere que Cuauhtemoc, (un emperador azteca) y un compañero de el, los tenian acostados los conquistadores y se disponian a freirle los pies porque querian sacarle donde guardaba los tesoros, aquel (el amigo) le decia a C., dile donde estan el tesoro!! ¿no ves que nos queman los pies? y le contesta Cuauhemtoc. Y que!! ¿Crees que yo estoy en un lecho de rosas?.. (Ficticia o real prueba la fuerza de la lumbre)
ResponderEliminarSaludos
Jajaja, esa no la sabía, amigo Gab. Bravo por C. Aplaude un descendiente de aquellos desgraciados que expoliaron vuestra tierra.
ResponderEliminarUn abrazo.
Bueno, cuando ya te llega el humo a la nariz, lo mejor es no arrepentirse de lo que se ha hecho. Puestos a arrepentirnos de algo, mejor hacerlo cuando las cosas tienen solución, y puedes salvar el pellejo para colver a cagarla otra vez ;)
ResponderEliminarEl MAESTRO es sabio. Escuchad al MAestro... Pelinkano.
ResponderEliminar