Esta semana seguimos con un relato criminal.
El relato criminal se diferencia del policíaco en el enfoque. En el cuento policial, el punto de vista es el de un investigador que intenta resolver un crimen; en cambio en el relato criminal nos centramos en el delincuente, en sus actos, en las motivaciones que le llevan a cometerlos y en las inevitables consecuencias.
Personalmente, aunque hay infinitas combinaciones y la diferencia entre estos dos sub-géneros no está muy definida, siempre he preferido el relato criminal. Mientas que en el género policíaco tenemos a Chandler o Hammet, en el criminal podemos leer a Jim Thompson o a Donald Westlake, auténticos maestros.
Y ¿porqué me interesa más lo criminal?
Hay una razón muy sencilla; a diferencia de un gran número de relatos clásicos policiales que se centran en la resolución de un misterio, el relato criminal ahonda un poco más en lo más oscuro del alma humana.
Esto desde luego, son generalidades. Hay muchos autores que combinan lo mejor de un género y de otro, como he dicho antes, y nombrarlos a todos es imposible. De hecho, los mejores escritores contemporáneos de novela negra, suelen trabajar esa combinación.
Este breve relato es una especie de confesión firmada, al igual que el cuento de la semana pasada. Como habréis notado, suele gustarme mezclar géneros, así que, bueno... Mejor no digo nada que os fastidio la lectura.
En todo caso, al escribir tanto un relato policial, como un criminal, como cualquier otro tipo, el propósito básico es entretener, y con ese espíritu os ofrezco mi cuentecito semanal.
Espero que lo disfrutéis. Si es así, no olvidéis enviarlo por mail a todos vuestros amigos y enemigos.
"Incluso antes de morir, Suso ya era un inútil.
Si tuviera que describirlo brevemente no tendría ningún reparo en decir que era una buena persona, aunque totalmente falto de objetivos personales ni ambiciones. Se conformaba con su trabajo de planchista en la fábrica y no aspiraba a más.
Era lo que vulgarmente se suele llamar “un hombre corriente”.
En general, la mayor parte de los años que estuvimos juntos - treinta y dos para ser exactos – mantuvimos una relación bastante estrecha, con nuestras tiranteces de cuando en cuando, como es lógico, pero estrecha al fin y al cabo.
Aunque él se dedicara a vivir el día a día de la forma más indolente y yo tuviera que hacerle todos los trabajos sucios y aliviar sus tensiones, en aquella época no me importaba demasiado [...]"
Si tuviera que describirlo brevemente no tendría ningún reparo en decir que era una buena persona, aunque totalmente falto de objetivos personales ni ambiciones. Se conformaba con su trabajo de planchista en la fábrica y no aspiraba a más.
Era lo que vulgarmente se suele llamar “un hombre corriente”.
En general, la mayor parte de los años que estuvimos juntos - treinta y dos para ser exactos – mantuvimos una relación bastante estrecha, con nuestras tiranteces de cuando en cuando, como es lógico, pero estrecha al fin y al cabo.
Aunque él se dedicara a vivir el día a día de la forma más indolente y yo tuviera que hacerle todos los trabajos sucios y aliviar sus tensiones, en aquella época no me importaba demasiado [...]"
DESCARGA EL RELATO COMPLETO PINCHANDO AQUÍ, Y ENVÍASELO A TUS AMIGOS:
Ahora este murciélago se despide, pues está mudandose de cueva y debe meter en cajas todas las estalactitas y estalagmitas (y eso es un curro, señores).
Pasaos pronto, os esperaré con...
¡UN CUENTO A LA SEMANA!
Gracias por explicarnos de forma tan didáctica la diferencia ente género criminal y policiaco. Hay autores que mezclan lo mejor de ambos géneros. Seguro que tambien los hay que mezclan lo peor de ambos, aunque tú por respeto, no los menciones.
ResponderEliminarEn cuanto al relato, una forma un tanto "radical" de solucionar los problemas, ¿no os parece?
muy interesante.... macarrilla.. pero déjame que lo piense!
ResponderEliminarUn beso.
Jess.