Esta semana vuelvo a ofreceros uno de los relatos incluidos en mi novela gráfica, "BAJO LA PIEL", obra de Sagar Forniés al dibujo y de un servidor a los guiones.
En este caso quisiera hacer un poco de hincapié en la importancia que tiene documentarse a la hora de escribir un relato.
Uno, como escritor (da lo mismo si se es profesional o aficionado) tiene una responsabilidad con el lector. Es decir, se puede escribir sobre lo que sea, los temas, las situaciones y los escenarios son ilimitados. Si inventamos un mundo de fantasía que se rige por normas diferentes a las nuestras no hay problema, pero si lo que hacemos es narrar un ficción que transcurre en un mundo cercano al nuestro, la cosa cambia.
¿Qué quiere decir esto? Que si quieres que tu cuento tenga como protagonista a un contable que blanquea dinero, si quieres que haya algo de verosimilitud, al menos deberias estudiar como funciona un asiento contable, y también lo que es blanquear dinero (y como se hace). Normalmente cuanto más profundo nuestro conocimiento, más completo queda el relato. No me malinterpretéis, no se trata de hacerse el listo, sino de comprender el tema que tratas, para abordarlo como tú quieres.
Otra ventaja de documentarse es que uno descubre, de vez en cuando, algún tema interesante. En el caso del relato de hoy intenté estudiar un poco la filosofía del boxeo, sus técnicas, etc. Descubrí que un tema, en apariencia muy sencillo (dar golpes) era más complejo y profundo de lo que parecía en un principio. Puede que en el relato no refleje el estudio que hay detrás, pero nuca está de más haber invertido tiempo en ese estudio, que se puede aplicar después a otros trabajos (como ocurrió más tarde al escribir una de mis historietas cortas para la revista "Humo").
Por otra parte, en este relato hice mi pequeño homenaje a una de mis películas favoritas: "más dura será la caída".
Espero que disfrutéis de la lectura, y como no, de la magnífica ilustración de Roger Ibáñez. Si es así enviad el relato a todos vuestros amigos.
Ahí va eso:
"La celda, un papel y una pluma. Los polis están tan desesperados y han insistido tanto, y tan educadamente, que he terminado por prometerles una confesión firmada, que carajo, que dicen los beatos que confesar es bueno para el alma, aunque la mía hace años que se perdió en una letrina.
Yo trabajaba en el Gym del viejo Shelter a uno y medio la hora cuando conocí a Leo, el mejor amigo que nunca tuve. Todavía hoy no sé porqué un púgil con futuro como él, al que todos se rifaban, me adoptó como hermano menor [...]"
Y así me despido. No tardéis mucho en visitarme de nuevo, ya sabéis que en mi cueva podéis contar con...
¡UN CUENTO A LA SEMANA!
ey sergi! me gustan tus cuentos.
ResponderEliminarme dejas ilustrarte alguno?
sin limite de tiempo que ahora no tengo mucho...
se te verá por el saló non?
un beso!
Pues claro que te dejo, faltaría más. ME encantaría.
ResponderEliminarSí andaré por el saló, un poco despistado, como siempre, pero si me ves me paras y tomamos un café o lo que sea, así me enseñas lo nuevo que tengas por ahi.
Te tomo la palabra, eh?
Cuando tengas tiempo me envías ese dibujo.
Un abrazo, guapa!