Buenas tardes, amigos del murciélago.
Hoy me vais a permitir una pequeña maldad. La pequeña maldad es el relato semanal en sí.
Hasta ahora habíamos explorado un poco los diversos caminos de LA CULPA a través de algunos relatos breves.
Hoy vamos a hablar brevemente sobre los complejos. Los complejos forman, o han formado parte de nuestra personalidad en algún momento de nuestra vida. Incluso superada la adolescencia, seguimos descubriendo pequeños restos adheridos a nuestro subconsciente.
Uno, a medida que crece va superando todo eso, y perdiendo la vergüenza, aunque algunos indivíduos se ven perseguidos por esos miedos infantiles hasta el fin de sus días.
Hay que liberarse, amigos míos.
Ah, pero los complejos son algo a explotar en nuestros personajes. Un buen complejo puede definir la personalidad de dicho personaje, ya sea un complejo de superioridad (el bueno de CLOVIS, de SAKI, o el IGNATIUS J. REILLY de "LA CONJURA DE LOS NECIOS", de Toole, son dos buenos ejemplos) o de inferioridad (el RIPLEY de PATRICIA HIGHSMITH, o de nuevo IGNATIUS J. REILLY de "LA CONJURA DE LOS NECIOS").
Así que no os cortéis, amigos. Explorad las propias vergüenzas pasadas, y estudiad las ajenas. El estudio lleva a la comprensión y la comprensión a la lucidez. Y la lucidez nos permite entender a las personas tal y como son, con sus virtudes y sus defectos. A partir de ahí podemos construir un buen personaje.
El relato de hoy es relativamente lúdico, así que no esperéis de él mucha filosofía. Pero sí espero que os sirva para pasar un buen rato. Ahí va eso:
"-De mi época de barman suelo acordarme de un tío gordo y grande que se sentaba a fumar en uno de aquellos taburetes tapizados, imitación de cuero, mientras esperaba su turno para jugar a los dardos. Pedía una par de cacharros, y cuando iba por el tercero empezaba a quejarse. Tengo una polla que no me la merezco, decía cerca de la hora de cerrar, de verdad que no me la merezco. Nosotros reíamos, él apuraba el cubata, pagaba, y salía por la puerta. De tanto escucharlo pensábamos que era su forma de dar las buenas noches. Hay gente así. En vez de decirte hola, ¿Cómo va eso? o algo por el estilo, te sueltan un qué pasa, o simplemente levantan un poco la cabeza mientras te miran, y para despedirse usan un venga o un ala pues. La cuestión es que un día, medio en guasa, le pregunto al gordo: ¿cómo es que siempre dices eso de tu polla, tío? Inventa algo nuevo, joder. Y él me responde: es que es cierto que tengo una polla que no me la merezco. Sino porqué un tío de metro noventa, y ciento veinte quilos, va a gastar un pingajo de ocho centímetros. Pues a mí me pasa parecido, porque soy un canijo, ya me ve; en cambio tengo más rabo que la pantera rosa [...]"
No quiero quejas. Ya os avisé de mi pequeña maldad.
Aunque pensándolo bien, la verdad es que me divierto bastante con vuestros comentarios. No os cortéis, por favor. No vamos a andarnos con "complejos" a estas alturas de nuestras relación ¿verdad?.
Si habéis disfrutado la lectura de este murciélago canalla, enviad el relato a vuestros amigos. Hacedme ese favor. Que no cuesta nada bajar un PDF, que soy cuentista, pero más triste es robar.
Y bien, por hoy es suficiente. Voy a colgarme un rato con un buen libro. Veremos que encuentro en mi biblioteca. Se admiten sugerencias.
Os espero aquí, como siempre, con...
¡UN CUENTO A LA SEMANA!
Hoy me vais a permitir una pequeña maldad. La pequeña maldad es el relato semanal en sí.
Hasta ahora habíamos explorado un poco los diversos caminos de LA CULPA a través de algunos relatos breves.
Hoy vamos a hablar brevemente sobre los complejos. Los complejos forman, o han formado parte de nuestra personalidad en algún momento de nuestra vida. Incluso superada la adolescencia, seguimos descubriendo pequeños restos adheridos a nuestro subconsciente.
Uno, a medida que crece va superando todo eso, y perdiendo la vergüenza, aunque algunos indivíduos se ven perseguidos por esos miedos infantiles hasta el fin de sus días.
Hay que liberarse, amigos míos.
Ah, pero los complejos son algo a explotar en nuestros personajes. Un buen complejo puede definir la personalidad de dicho personaje, ya sea un complejo de superioridad (el bueno de CLOVIS, de SAKI, o el IGNATIUS J. REILLY de "LA CONJURA DE LOS NECIOS", de Toole, son dos buenos ejemplos) o de inferioridad (el RIPLEY de PATRICIA HIGHSMITH, o de nuevo IGNATIUS J. REILLY de "LA CONJURA DE LOS NECIOS").
Así que no os cortéis, amigos. Explorad las propias vergüenzas pasadas, y estudiad las ajenas. El estudio lleva a la comprensión y la comprensión a la lucidez. Y la lucidez nos permite entender a las personas tal y como son, con sus virtudes y sus defectos. A partir de ahí podemos construir un buen personaje.
El relato de hoy es relativamente lúdico, así que no esperéis de él mucha filosofía. Pero sí espero que os sirva para pasar un buen rato. Ahí va eso:
"-De mi época de barman suelo acordarme de un tío gordo y grande que se sentaba a fumar en uno de aquellos taburetes tapizados, imitación de cuero, mientras esperaba su turno para jugar a los dardos. Pedía una par de cacharros, y cuando iba por el tercero empezaba a quejarse. Tengo una polla que no me la merezco, decía cerca de la hora de cerrar, de verdad que no me la merezco. Nosotros reíamos, él apuraba el cubata, pagaba, y salía por la puerta. De tanto escucharlo pensábamos que era su forma de dar las buenas noches. Hay gente así. En vez de decirte hola, ¿Cómo va eso? o algo por el estilo, te sueltan un qué pasa, o simplemente levantan un poco la cabeza mientras te miran, y para despedirse usan un venga o un ala pues. La cuestión es que un día, medio en guasa, le pregunto al gordo: ¿cómo es que siempre dices eso de tu polla, tío? Inventa algo nuevo, joder. Y él me responde: es que es cierto que tengo una polla que no me la merezco. Sino porqué un tío de metro noventa, y ciento veinte quilos, va a gastar un pingajo de ocho centímetros. Pues a mí me pasa parecido, porque soy un canijo, ya me ve; en cambio tengo más rabo que la pantera rosa [...]"
No quiero quejas. Ya os avisé de mi pequeña maldad.
Aunque pensándolo bien, la verdad es que me divierto bastante con vuestros comentarios. No os cortéis, por favor. No vamos a andarnos con "complejos" a estas alturas de nuestras relación ¿verdad?.
Si habéis disfrutado la lectura de este murciélago canalla, enviad el relato a vuestros amigos. Hacedme ese favor. Que no cuesta nada bajar un PDF, que soy cuentista, pero más triste es robar.
Y bien, por hoy es suficiente. Voy a colgarme un rato con un buen libro. Veremos que encuentro en mi biblioteca. Se admiten sugerencias.
Os espero aquí, como siempre, con...
¡UN CUENTO A LA SEMANA!
Vaya tema, vaya complejo, y suena bastante incomodo, ni hablar, en cuestion de cualidades que se pueden medir la insatisfaccion parece ser la regla...
ResponderEliminarsaludos mexicanos
Los extremos siempre traen problemas...
ResponderEliminarEste energumeno debería ser del Esplendor ;)
Eres un genio con los personajes femeninos, en dos pinceladas la mujer queda perfectamente. Aunque yo sigo enamorada de la abuela del "ciclón".
ResponderEliminarAins.
Me encantan estas lecturas de domingo. Un besote, murciélago!