Así que "os perdono".
Hoy no voy a soltaros el rollo, ni tampoco voy a colgaros más cuentos de muerte (al menos no de la muerte física). Pero sigo con los microrelatos.
En este caso hablo del amor, de la pérdida. Supongo que casi todos la hemos experimentado ¿verdad? Luego hay dos tipos de personas; los que la superan y se abren a la vida, y los que no.
Seas de los unos o de los otros (aquí no juzgamos a nadie), podrás guardar tus recuerdos (los buenos y los malos, todos dolorosos) dentro de una caja en tu cabeza, incluso podemos echarle la llave a esa caja, pero eso no la hará desaparecer. El que es fuerte, el que sale adelante, es consciente de ello.
Lo que es seguro es que los amores no se olvidan. Y así debe ser. Porque olvidar es perder la vida.
En fin, al final no he podido evitarlo y me he tenido que enrollar. Me dejo de monsergas baratas y os lanzo mi cuento:
"Como buen poeta, era algo presumido. Pero, más que sus poemas, su orgullo era su melena; hermosa, sedosa y perfumada. Le había costado lo suyo que creciera. Se lavaba cada día el pelo, eligiendo cuidadosamente el champú, y utilizaba, según la época del año, diferentes mascarillas y acondicionadores para salvaguardar su salud, y mantener el volumen justo y el brillo más natural. Levantaba no pocas miradas de admiración, entre las mujeres, y de envidia, entre los hombres.
Un mal día se afeitó la cabeza.
Le preguntaron infinidad de veces porqué se había deshecho de su hermosa cabellera, y con un pareado respondía siempre:
Mi amor me ha dejado.
Cuando vuelva a crecer la habré olvidado.
Desde aquel día fue calvo".
Bueno, deseo que lo hayáis disfrutado. Si es así, ya sabéis lo que espero de vosotros a cambio: que enviéis el relato a todos vuestros amigos para que corra la voz sobre El Murciélago Rojo, este pequeño cabezón con alas.
Y este pequeño cabezón con alas se despide de vosotros con una torpe reverencia y un sonoro pedo. Los gases, al igual que los amores, son incontrolables.
Os espero aquí, muy muy pronto con:
¡UN CUENTO A LA SEMANA!
No comparto tu opinión sobre el tema que has tocado, pero el relato me ha gustado mucho, sigues siendo un maldito crack de las letras...
ResponderEliminarUn beso.
J.
Uno por semana es una marca excelente. Y ya que me perdonaste, te pido perdón. Me gustó pasar por aquí!
ResponderEliminarmuy bueno, dejas claro que sansón no mecía la cuna...ya me entiendes... ala un besico y a cuidarse!!!
ResponderEliminarPero que sensible que te has vuelto últimamente mamón¡¡¡
ResponderEliminarPS:
Por cierto, no te lo creerás, pero sin darme cuenta he borrado la carpeta donde tenía todos los mierda-relatos archivados(el que me pediste incluido). Por lo que ahora veo más díficil que nunca el podértelo enviar. En fin, creo que es una advertencia obvia del destino
Hola a todos,
ResponderEliminarestuve algo perdido esta semana.
Gracias por poner algún comentario. A veces me da la sensación de que escribo para fantasmas.
MArcelo, encantado de que entres. yo también me he pasado por tu Blog y me ha parecido muy interesante. Como veo que tenemos intereses comunes, me meteré en breve, con más calma. Y si no te importa te colgaré como Link.
Frau Bujer, la niña que mece la cuna. Tenemos por aquí muchas ganas de verte. A ver si se acaba esta etapa de estress tuya y tomamos unos cacaolases acompañados con ganchitos.
J, sigue entrando, mi niña. Tus ánimos son el mejor bálsamo para el cansancio.
Y al otro anónimo, que no puede ser otro que Jimmix... ¡QUE HAS PERDIDO LOS CUENTOS! ¡ESO NO TIENE PERDÓN! Ya estás mecanografiando las copias que tendrás por ahí, y de paso los corriges... ¿pero qué es esto? En cuanto a lo de sensiblero... Esa es una fea acusación y para demostrarte que no es así te tengo preparado un relato especial. Lo tendrás en breve.
En fin, gracias por venir a mi cueva de tanto en tanto.
Un abrazo colorado.
jeje muy bueno...
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