Esta semana, en particular, la quiero empezar con una RECOMENDACIÓN especial:
“ESPEJOS”, de Eduardo Galeano.
Mi relación con el maestro uruguayo empezó con “EL LIBRO DE LOS ABRAZOS”, que empecé a leer con espíritu escéptico, pues la recomendación me llegó a través de una persona a la que yo no apreciaba demasiado, y por lo tanto, los prejuicios que yo tenía contra esa persona fueron asociados inmediatamente al libro.
Sin embargo, aquella actitud fue cambiando a medida que leía. Y cuando terminé, curiosamente, mis prejuicios contra el libro habían desaparecido, y aunque nunca llegué a apreciar a la persona que me lo recomendó, mi actitud hacia ella se relajó moderadamente.
Los pequeños relatos de Galeano me conmovieron y despertaron en mí un deseo de, ¿cómo decirlo? ¿de hacer justicia?, del que mis relatos de aquella época se impregnaron.
Más tarde leí “Las venas abiertas de América Latina”. ¿Qué puedo decir? Aquel era un ensayo histórico profundo, triste, desgarrador, revelador, lúcido y combativo.
Pero hoy os quiero recomendar “ESPEJOS”.
“ESPEJOS”, como “EL LIBRO DE LOS ABRAZOS”, es un libro de cuentos ultra breves. Pero ¿son en realidad cuentos?
Es difícil de decir, y no soy murciélago que guste de poner etiquetas ni de clasificar literatura. Si lo son, no respetan la ortodoxia que predican muchos, pero el señor Galeano no es un escritor ortodoxo. Yo diría que entre los escritos incluidos en este libro podemos distinguir entre “micro-ensayos” y “micro-cuentos”, siendo la línea divisoria tan sutil que me atrevería a decir que Galeano ha creado un nuevo género a caballo entre los dos anteriores, pero tan intenso y lúcido, que trasciende. Porque si individualmente, los textos son brillantes, cuando se ven en conjunto empiezan a deslumbrar.
De hecho, “ESPEJOS” es, como dice la leyenda bajo el título: “una historia casi universal”.
Galeano analiza el mito y la historia; la desguaza, la observa desde arriba, desde abajo, desde distintas perspectivas, para desnudar la naturaleza del hombre. Valiente, combativo, honesto, siempre del lado del perdedor, pero sin caer en falsas discriminaciones positivas, Galeano sabe de lo que habla. Nos revela la verdad con cruel ironía, nos señala al infame, al ignorante, al mezquino, denuncia sus hipocresías, sus actos (y las consecuencias de sus actos, que aún se hacen sentir), y sobretodo no cae en maniqueísmos ni en dogmas.
En definitiva, si queréis comprender un poco mejor el mundo en el que vivimos, leed este libro. Miráos en el espejo. Estoy seguro de que os gustará, y es posible que os permita visualizar la historia de una forma más cínica (en el buen sentido de la palabra) y a cuestionar el presente.
Os dejo con un pequeño texto del libro para que podáis abrir boca:
"Hitler no inventó nada. Desde hace dos mil años, los judíos son los imperdonables asesinos de Jesús y los culpables de todas las culpas.
¿Cómo? ¿Que Jesús era judío? ¿Y judíos eran también los doce apóstoles y los cuatro evangelistas? ¿Cómo dice? No puede ser. Las verdades reveladas están más allá de la duda y no exigen más evidencia que su propia existencia. Las cosas son como se dice que son, y se dice porque se sabe: en las sinagogas el Diablo dicta clase, y los judíos están desde siempre dedicados a profanar hostias y a envenenar aguas benditas. Por ellos han ocurrido las bancarrotas económicas, las crisis financieras y las derrotas militares; son ellos quienes han traído la fiebre amarilla y la peste negra y todas las pestes.
Inglaterra los expulsó, sin dejar ni uno, en el año 1290, pero eso no impidió que Chaucer, Marlowe y Shakespeare, que nunca habían visto un judío, fueran obedientes a la caricatura tradicional y reprodujeran personajes judíos según el molde satanísimo del parásito chupasangre y el avaro usurero.
Acusados de servir al Maligno, estos malditos anduvieron los siglos de expulsión en expulsión y de matanza en matanza. Después de Inglaterra, fueron sucesivamente echados de Francia, Austria, España, Portugal y numerosas ciudades suizas, alemanas e italianas. Los reyes católicos, Isabel y Fernando, expulsaron a los judíos, y también a los musulmanes, porque ensuciaban la sangre. Los judíos habían vivido en España durante trece siglos. Se llevaron las llaves de sus casas. Hay quienes las tienen todavía. Nunca más volvieron.
La colosal carnicería organizada por Hitler culminó una larga historia de persecución y humillación. La caza de judíos ha sido siempre un deporte europeo.
Ahora los palestinos, que jamás lo practicaron, pagan la cuenta".
Y hasta aquí hemos llegado, amiguetes. Voy a ver si me preparo una tortilla de mosquitos tigre, que uno tiene que mantener este colorado cuerpecillo que me dió la rpovidencia.
Pasaos por aquí dentro de poco. Ya sabéis lo que habrá:
¡UN CUENTO A LA SEMANA!
Pienso que en todo libro residen elementos muy importantes, y también pienso que en todo libro el autor intelectual vive observándonos... Sólo que este no nos conoces. En otra palabra este nunca sabes quien lee sus escritos.
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