lunes, 7 de julio de 2008

RECOMENDACIÓN: "Cuentos breves para leer en el bus"

Hola murciélagos, hoy vamos a hablar de antologías de relatos.

Por desgracia (sobre todo para los autores noveles o casi noveles como yo), el relato es un género literario despreciado por la mayoría de editoriales. No se trata de un desprecio cerval hacia el arte, seguro que muchos editores profesan un amor insondable por la literatura, sino más bien de un desprecio comercial. Lamentablemente vivimos en la era de la novela, la gran estrella editorial, y por tanto, es la novela la que sustenta a la mayor parte de editoriales.

Sin embargo, es curiosa la gran cantidad de novelas de pésima calidad que salen al mercado cada año, algunas incluso se convierten en best-sellers y lanzan a la fama a sus autores. No tengo nada en contra este tipo de producto, pues hay gustos para todo, y yo mismo los he consumido; lo mismo que he consumido gran cantidad de donuts, bollycaos y bollería industrial a lo largo de mi vida. No, no tengo nada contra los donuts. Me gustan los donuts, y las hamburguesas, el cuerpo las pide de vez en cuando, pero si se ingieren con demasiada asiduidad provocan pereza y obesidad, y uno empieza a añorar un buen plato lentejas, cocinadas a fuego lento, haciendo chup-chup, como dios manda. ¿Qué quiero decir con esto? Que al cabo del año leo muchas novelas, pero a lo mejor me entusiasma el 10%, y os aseguro que soy un crítico bastante benévolo.

Me pasa al contrario con los libros de cuentos. Las editoriales publican pocos (y normalmente firmados por autores consagrados), en cambio, la mayoría son una maravilla.

Hablando en términos de cantidad y calidad podríamos decir que, en la industria editorial, la calidad del producto editado es inversamente proporcional a la cantidad de producción; y la ley también funciona a la inversa. Esto significa, en pocas palabras, que los escritores de cuentos en este país lo tenemos crudo, a diferencia de lo que ocurre en otros países donde el relato es respetado y está ampliamente difundido culturalmente.

Reflexiones a parte, quería iros ofreciendo, poco a poco, mi pequeña colección de antologías de varios autores. Empezaré con “CUENTOS BREVES PARA LEER EN EL BUS” y su extensión “CUENTOS BREVES PARA SEGUIR LEYENDO EN EL BUS”.

Se trata de dos selecciones de relatos escogidos por Maximiliano Tomás entre los autores más reseñables del género.
Empiezo por este par de antologías siguiendo un criterio de temporalidad editorial. Esto
es: su edición es relativamente reciente y por lo tanto son fáciles de encontrar. Además, al estar editadas en edición de bolsillo son muy baratas. Así que si queréis leer grandes relatos breves y conocer a autores clásicos con los que nunca os habéis atrevido, es vuestra oportunidad. Vale la pena por lo ameno de los cuentos, por lo divertidos que son en algún caso, por lo sorprendentes en otros, o por lo bien que retratan el alma humana en su mayoría. A destacar los cuentos de Saki, de Guy de Maupassant, de Franz Kafka, Robert Louis Stevenson, Antón Chéjov y Oscar Wilde.

Pero debido a mi naturaleza malvada, mis favoritos son los de Henry Sienkiewicz, Frank Stockton, Jack London, y sobre todo, un nuevo descubirmiento por mi parte: O’Henry, al que nunca había leído.

Os dejo con un extracto de la “filosofía de la composición”, un ensayo de Edgar Allan Poe, considerado por muchos el padre del relato moderno (así como del género negro: recordemos a su excelso detective Dupin, el antecesor del Sherlock Holmes de Conan Doyle) que os recomiendo a todos los aspirantes a cuentistas, y que ilustrará la intención de la antología, y por ende explicará el título. Dicho extracto está incluído en el interesante prólogo de Maximiliano Tomás. Ahí va:


FILOSOFÍA DE LA COMPOSICIÓN

Edgar Allan Poe.

“…Si una obra literaria es demasiado larga para ser leída de una sola vez, preciso es resignarse a perder el importantísimo efecto que se deriva de la unidad de impresión, ya que si la lectura se hace en dos veces, las actividades mundanas interfieren destruyendo al punto toda totalidad. […] Lo que llamamos poema extenso es, en realidad, una mera sucesión de poemas breves, vale decir de breves efectos poéticos. […] Parece evidente, pues, que toda obra literaria se impone un límite preciso en lo que concierne a su extensión: el límite de una sola sesión de lectura. […] Resulta claro que la brevedad debe hallarse en razón directa de la intensidad del efecto buscado, y esto último con una sola condición: la de que cierto grado de duración es requisito indispensable para conseguir un efecto cualquiera…”


En fin, espero que os hagáis con alguna de mis recomendaciones y empecéis a disfrutar de los cuentos que incluyen, murciélagos. Incluso los lectores impacientes disfrutarán, porque los relatos son breves… y porque si un cuento te aburre, nada más fácil que pasar al siguiente, ¿verdad?

Y después de todo este sermón pseudo-literario, me despido de vosotros para acercarme a mi balcón, agitar mis alitas coloradas y gritarle a la Luna que se me han terminado las cervezas.

Os espero en breve con “ya sabéis qué”:

¡UN CUENTO A LA SEMANA!

4 comentarios:

  1. La Bailonga de Hyde Park8 de julio de 2008, 3:04

    Me ha interesado mucho el punto de vista que nos has deiletado...

    Espero poder algún día saborear estas dos recomendaciones, ahora metida en el de Haruki Murakami.. como le adoro y disfruto!

    Un beso.

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  2. Quien compra libros de chistes? Solo quien no sabe que regalar.

    Eso sí, alarga un buen chiste y conviértelo en una novela cómica o una peli de humor aunque sea mala y es posible que lo consigas...

    Por qué pasa eso? Y yo que sé, pero si alguien me paga por averiguarlo me pongo en ello.

    Witkin

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  3. Vaya, una bailarina y un detective en mi blog.
    Esto si que es llegar a todos los públicos. Ahora sólo me faltan un domador de leones y un Lord inglés.

    en fin, chicos. Muchas gracias.

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  4. Bueno, yo conocí a Angel Cristo en mi epoca post-bohemia en centros de desintoxicación. ¿Te sirve como domador? Pk de lord ingles creo que no...

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