Buenos días, amigos del murciélago.
Como esta semana me explayé con la recomendación, hoy no me haré el pesado.
Sólo comentar que este relato, se ha inspirado en otra canción muy rara de Los Enemigos. Los entendidos que la busquen.
Ahí va eso:
CONMIGO Y CON MI MUJER
***
Dudé un momento, porque mi mujer no suele decirme esas cosas al oído, así que le pedí que repitiera, por favor.
“Hoy has estado genial”, dijo.
Aquella sonrisa pícara y el rubor de sus mejillas eran tan inusuales como sus palabras, pero no dejaban lugar a dudas. Estaba hablando de lo que estaba hablando.
“¿Cuándo?”, pregunté, suspicaz, dejando a un lado el mando de la tele.
“Ya sabes”, rió, “antes de comer. En la cocina”.
Supuse que me estaba lanzando una de sus pullas de rata arpía y lo dejé correr por no entrar en su juego: yo había comido en la oficina, había vuelto del trabajo al anochecer, y hacía años que no me cepillaba a nadie en la cocina. De hecho, la sola idea me repugnaba un poco.
Y sin embargo, ella continuó con el juego [...]
***
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Disfrutad la lectura, si es posible.
¡UN CUENTO A LA SEMANA!
Me gustó mucho. La verdad es que no se porqué siempre pensamos mal de ellas, ni que tubieran mala leche...
ResponderEliminarYo creo más en la abstracción total de una relación, hasta el punto de que uno ya no sabe si la está viviendo él... Vemos que Los Enemigos están siendo una fuente de grandes relatos, me gusta. Si, las mujeres tenemos mala leche, y somos malas y lo jodido que si, que decimos no cuando queremos decir siii jajajja!
ResponderEliminarGran historia, me gusta como está llevado, te hace tener un punto de paranoia cuando lo estás leyendo y te haces compañero del personaje, en ese sufrimiento absurdo. Me gusta el punto de limonero que tiene. Bueno, para mi, claro.
Un besico.
Jess
jajaja, la mala leche femenina es legendaria, pero en este caso prima la paranoia masculina.
ResponderEliminarGracias a los dos.
¿Que haría yo sin vosotros?