miércoles, 5 de mayo de 2010

RELATO 87: "NO ME HARÉ VIEJO SIN VER LA OTRA ORILLA"

Buenas tardes, amigos del murciélago.

Hoy os castigaré con un relato paranoide.

Antes de que lo leáis me gustaría, como siempre, hacer un pequeño inciso sobre la estructura y el estilo. ¿Cómo lo abordé?

En primer lugar, deciros que soy fan desde hace muchos años de una de los mejores grupos de rock que ha habido en este país: "Los Enemigos". Muchas de sus canciones me han marcado, las he sentido y las he vivido en los años de adolescencia y juventud. La letra de "LA OTRA ORILLA" ha inspirado de forma contundente este cuento.

En segundo lugar, quería experimentar, partiendo de un final un tanto tópico, y plasmar en un cuento una sensación palpable de angustia, transmitiéndola de forma directa al lector. La solución escogida ha sido: 1) utilizar una estructura en espiral, en la que la trama se mezcla y se retuerce, y 2)pasar de la puntuación estándar forzando al máximo la lectura sin que ésta pierda sentido.

Con este cuento, como con otros experimentos, he recibido elogios y abucheos. Supongo que el tema es un tanto personal, aunque compartido por muchos de nosotros: el tedio de una vida rutinaria.

Espero que no os caguéis en mí al leerlo. De todas formas, os dejo aquí la canción de "Los Enemigos" para que os aliviéis. Si podéis leer el cuento escuchando la canción, mejor que mejor.

Ahí va eso, dedicado, como no, a "LOS ENEMIGOS":




NO ME HARÉ VIEJO SIN VER LA OTRA ORILLA




***

El sol se pone.
El cielo se tiñe de tonos calientes hasta que parece que vaya arder, y el bosque se recorta sobre el resplandor anaranjado rojizo, el deslizar de la canoa sobre las aguas le hace sentir extrañamente ingrávido y el bosque se acerca, se acerca, se va acercando, hasta que el despertador suena y tira de él, le arranca brutalmente de allí para traerle de vuelta, y su mano torpe cae sobre el aparato y lo apaga con estoicismo, con tristeza, abandonado ya todo odio, se vuelve, apartando la sábana y la encuentra a ella, de espaldas, en posición fetal, ofreciéndole la redondez de sus nalgas envueltas en una braguita de algodón estampada con figuritas de Snoopy y Charly Brown, una tira cómica sin trama ni argumento que le da los buenos días, y él se dice: “bueno, ya veremos” [...]

***






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En breve tendréis noticias mías, y espero que buenas o muy buenas.
De momento, este murciélago se retira a su cueva.

¡UN CUENTO A LA SEMANA!

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